Homenaje a Carlos Núñez Hurtado
“Hay una sola grieta decididamente profunda y es la que media entre la maravilla del hombre y los desmaravilladores”
Por Mario Benedetti
30/11/2005
En Carlos Núñez Hurtado su vocación de educador popular, sale a luz, desde su primera interacción. Su historia de vida es tan rica como su personalidad. Uno puede escucharlo por horas, sin dejar de prestarle atención. Como educador trabaja con campesinos desde el Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario (IMDEC), como con universitarios dirigiendo la Cátedra “Paulo Freire”, en la Universidad ITESO. El secreto de su persona está en la forma en que establece el vínculo: directo, sencillo, ameno; un hombre que busca en cada actividad que realiza mantenerse coherente a sus convicciones.
Universia (U)- ¿Cómo decidió ser educador popular?
Carlos Nuñez Hurtado (CNH)- Como todo ser humano, las circunstancias que te rodean te inducen a los caminos en la vida. En mi caso, una familia muy unida, muy armónica, con una concepción de la vida muy servicial, desde el punto de vista religioso. En la escuela éramos los niños buenos que íbamos a dar catecismo. Llegó un momento en que el que yo tenía muy instalada esa inquietud por hacer algo; te hablo de los principios de los sesenta, cuando yo estudiaba arquitectura. Y sin saber mucho, una circunstancia nos llevó a trabajar con sectores campesinos cercanos a Guadalajara. Más cargados de buenas voluntades que de herramientas, nos comprometimos y logramos generar un proceso interesante de participación de los campesinos en su propio desarrollo. Tuvo tal impacto que ellos mismo extendieron la noticia a las comunidades vecinas. Éramos un grupo de estudiantes y trabajadores voluntarios y de pronto nos vimos envuelto en esta vorágine.
U– ¿Cómo desarrollaron el proyecto?
CNH– Fue ahí que decidimos crear la ONG IMDEC, que es una de las más viejas del continente. Esto no existía en América Latina. Al trabajar directamente con la población, te das cuenta que la gente no está preparada. Entonces ahí incorporamos la dimensión educativa, lograr que la gente moviera su posición, su actitud, se formara. Poco a poco, sin darnos cuenta, nos volvimos educadores, ensayando una metodología y propuestas, que al sistematizarlas han dado pie a esta propuesta educativa que ahora “exportamos”.
U– ¿Cuáles son las bases de la educación popular?
CNH– Leyendo a Paulo Freire desde la primera hora, hasta la última, vas a encontrar que permanentemente en forma transversal hay cuatro ejes que recorren el pensamiento. Uno que tiene que ver con el conocimiento, con la esencia del hecho educativo. Eso referente al marco epistemológico. Otro tiene que ver con lo pedagógico y metodológico. Cómo haces el hecho educativo, cómo trabajás el conocimiento. Por supuesto, desde la afirmación que toda educación tiene una posición ética, consciente o inconsciente, tiene valores que expresa. Esto implica un posicionamiento político, no desde el punto de vista partidario, sino desde la posición que uno tiene sobre el mundo. Y desde la opción educativa, para ser consecuente, tengo que pensar que mis valores de reconocimiento del ser humano, el protagonismo de la gente, me implican tomarlo como sujeto y no como objeto de conocimiento. Lo cual rompe completamente el marco epistemológico de entrega fraccionada de conocimiento y obviamente cambia los métodos pedagógicos. Estos cuatro pilares: lo ético, epistemológico, pedagógico y lo político, son componentes de cualquier sistema educativo.
U-¿Cuál es la diferencia con los modelos educativos actuales?
CNH-Lo que sucede es que nosotros reformamos el discurso, nos comprometemos hasta la trinchera, pero lo único que podemos hacer es lo viejo porque así fuimos formados. Estamos instalados en lo que yo llamo una esquizofrenia. Tuvimos una opción progresista, democrática, pero nuestros métodos son absolutamente, conservadores, antidemocráticos, autoritarios. La Educación Popular es esta visión articulada coherentemente. Un nuevo paradigma aplicado a la educación, comunicación, investigación; aplicado a todos los aspectos que hacen a la vida del ser humano.
U– ¿Cómo se inserta la educación popular en los ámbitos académicos ya establecidos?
CNH– La educación popular se aplica igualito en la educación superior, que en el sector más marginado. Estamos hablando de un modelo educativo. La propuesta tiene como fundamento el partir de la gente. Paulo Freire siempre lo decía, el único punto de partida de la educación es el nivel sociocultural en el que el educando está. No vasta el lugar donde estás, no es el lugar y el ámbito solo, lo que define la educación popular. Para mí es la combinación de factores que te hablan de un modelo socioeducativo diferente. Yo puedo estar con los más pobres y los puedo estar manipulando, incluso con buena intención. Eso es lo que han hechos los políticos, los sindicatos: un discurso progresista democrático, una práctica antiprogresista manipuladora.
U– ¿Cómo se integra a los programas?
CNH– Te digo el diseño curricular que yo trabajo, trátese de un taller de un día, cinco días o un diplomado de ciento veinte horas, para mí tienen los mismos principios. Siempre parto dialécticamente del nivel del educando, el conocimiento de éste, tanto con el campesino, como con el universitario. Con métodos activos, preguntándole, qué siente, qué piensa, qué ve frente a determinado tema, su posicionamiento, su percepción y sus sentimientos. Si yo parto de ti no te digo, si yo parto de ti te pregunto. Finalmente el protagonista del proceso educativo, el que está aprendiendo eres tú, tú y los demás.
U– ¿Cuál fue tu vínculo con Paulo Freire?
CNH– Yo conocí sus textos a finales de los 60, cuando se publicaron. El mundo y México también estaba muy metido en las crisis del 68 y toda la teología de la liberación, que había movido a sectores como nosotros. Ello nos llevó a leerlo, a conocer su pensamiento, a practicarlo operativamente y muy creativamente. Realmente lo releímos, lo reescribimos, según nuestras condiciones. Y conocí personalmente a Paulo Freire en un evento en Costa Rica, no sé si en el 74 o 75. Fueron quince días de una conversación continua con él, en la academia, en el café, camino a las montañas. Fue un acercamiento muy privilegiado, con “Pablo en mangas de camisa”. Bebí de su sabiduría, su humanidad, su deferencia y su pensamiento. Primero fue en la galerías de los libros y luego un acercamiento de carácter personal, que se mantuvo, no con tanta presencia como hubiera querido, pero tuvo la deferencia de regalarme su amistad.
U– ¿Qué fue lo que más le impacto de él?
CNH– Cuando volví de haber estado con él en Costa Rica y regrese a mi grupo de amigos y compañeros de la ONG, ellos me pedían que les platicara de Paulo, y la respuesta me salió más del corazón (no la pensé, no la elaboré) y -dije- que Paulo Freire era el ser humano más humano que conocí en toda mi vida. Más allá de su ciencia y su conocimiento, era su profunda humanidad, llevada en la plenitud del compromiso.
U– Si usted no fuera Carlos Núñez y tuviese que presentar a Carlos Nuñez, ¿cómo lo presentaría?
CNH– Como un ser humano frágil, pero muy terco. Muy esperanzado, mcreativo y seguro que lo que sueña se puede realizar. No hables de escala, yo te estoy hablando del nuevo modelo mundial, pero no ahorita. Un arquitecto devenido en educador por su práctica social. Alguien con la certeza de que hay muchos espacios y muchos retos que no los asumimos porque no se nos ocurre o nos da miedo. Pero cuando te mueres de miedo, asumes el reto y eres consecuente, estás dejando ya una huella.
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